domingo, 13 de febrero de 2011

Mis motivos

Escribir es lo único que me conforta. Para mi es un ejercicio de desahogo espiritual, de dar rienda suelta a mis sentimientos, una más que necesaria vía de escape a todo lo que llevo dentro, incapaz de transmitir solo con palabras. Es la manera perfecta que tengo, mi manera, para describir lo que siento; Mis emociones, mis sufrimientos y alegrías, mis sueños, mis anhelos, mis deseos, mis dudas, mis inquietudes, mis miedos, mis temores, mis ilusiones, mis esperanzas, mi desasosiego. Mis angustias. Mis frustraciones. Mis quiero y no puedo, mis decepciones. Mi desazón. Mis ansias de gritar, de ser escuchada, de expresarme, de ser entendida, de recíproca empatía, de compasión, de paralizar mi mundo y el mundo de alguien, de darle la vuelta, de movilizarlo, de sentirme viva, amada, querida, admirada, inquieta, nerviosa, frágil, maravillada, excitada, temblorosa y subordinada. Segura a la vez que insegura, esperanzada, ilusionada, seductora y sexy a la vez que torpe, pequeña y grande, revoltosa. De no pasar inadvertida, de no ser una más, de sentirme halagada, de encontrar mi lugar, de ser respetada, de valorarme, de reafirmarme en lo que soy, de sentirme orgullosa por ello. De no rendirme. De levantarme con fuerzas cada mañana, de no dejar de luchar, de seguir siendo valiente, de no desfallecer, de poder con todo y con mucho más, de comerme el mundo, de sonreírle a la vida, de reírme de todo. De creer en mí. De ser feliz, de no preocuparme, de no caer, de pensar en verde. De VIVIR.

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